Carta de lectores: un dorado de 3 Kg
Hay una notoria invasión de dorados juveniles en la zona de la Costanera, aunque no todos los ejemplares caen en esa casilla reservada a los más pequeñitos. El de la foto tomó apacible y casi sutilmente su bagrecito full size a fondo, emprendiendo una excursión por debajo del muelle en el nuevo mareógrafo. No se salió con la suya, desde luego (la foto lo atestigua), y finalmente fue remitido nuevamente incólume a su elemento natural, tarraya mediante. Como era de esperar –aunque no fue este el caso- son frecuentes los ataques a las carnadas en movimiento, como cuando se recoge, a la manera del más puro bait-casting, algo realmente inesperado y divertido.
Alberto Enguix